
35 kg de aceitunas… ¿la cosecha más pequeña o la más grande del mundo?
Depende de cómo lo mires.
Para un olivicultor profesional, 35 kilos son tres cajas. Una mañana cualquiera. Una cifra casi anecdótica en una campaña que puede superar las toneladas.
Pero para los 52 alumnos de 2º de Primaria del CEIP Nertobriga de La Almunia, esos 35 kg han sido la cosecha que recordarán toda la vida: la primera, la suya, la que les enseñó de dónde viene realmente el aceite y el valor de lo que comemos.
Porque no se trata solo de aceitunas. Se trata de entender, tocar y vivir el camino completo del AOVE que después usarán en su propia cocina escolar. De conectar con su territorio. De aprender que detrás de cada gota hay esfuerzo, tradición, historia… y un alimento saludable que les acompañará en casi todas sus comidas el resto de sus vidas.
Todo empezó en la rotonda del cole
La aventura comenzó donde menos te lo esperas: en los olivos de la rotonda que los niños ven cada mañana al llegar al colegio. Esos olivos que siempre han estado ahí como parte del paisaje urbano se convirtieron ese día en su aula para la primera lección de campo.
Armados con telas, peines y cañas —las herramientas de toda la vida— los pequeños recolectores se estrenaron como olivareros. Entre risas, preguntas curiosas y la alegría de aprender haciendo, llenaron sus 3 cajas.
35 kilos. Tres cajas. Su cosecha.

Camino a la almazara: un paseo que lo cambia todo
Al día siguiente, con sus aceitunas a cuestas, emprendieron el camino hacia nuestra almazara. Dos kilómetros a pie, acompañados por profesores, padres y abuelos que quisieron formar parte de esta experiencia.
Un paseo corto, sí, pero suficiente para observar el paisaje de campo que rodea La Almunia y entender que el olivar no es algo lejano. Es su entorno, su tradición, su identidad.
Del fruto al oro líquido: la magia en directo
A su llegada, un agricultor local les esperaba con parte de su propia cosecha para mostrarles cómo se recepciona la aceituna. Junto a él y a Sergio Lis, descubrieron el proceso completo: desde el pesaje hasta la extracción del aceite.
Sus tres cajas fueron pesadas y añadidas al lote… y ahí vino el momento revelador:
Esos 35 kg se convertirán en apenas unos litros de AOVE.
Suficientes para cocinar en su colegio, sí. Pero sobre todo, suficientes para comprender el valor real de cada gota. Para entender por qué el aceite de calidad no es «caro»… es justo.

La cosecha más pequeña… o la más grande
Entonces, ¿fueron 35 kg una cosecha pequeña?
Quizá para una almazara que procesa toneladas cada día. Pero para estos niños que ahora saben de dónde viene su AOVE, que han tocado el fruto, que han caminado entre olivos y que han visto la transformación con sus propios ojos…
Ha sido la cosecha más grande del mundo.

